Este sitio es un proyecto escolar; una serie de materiales periodísticos sobre la Delegación Cuauhtémoc. Espero que te guste. Cualquier comentario es bien recibido.

lunes, abril 06, 2009

miércoles, noviembre 08, 2006

En el amor les va la vida

La familia de Selene opina que Manuel, padre de sus primeros dos niños, fue “el amor de su vida”. De su actual pareja y embarazo sólo dicen que está viviendo lo que no conoció como madre adolescente.

Con tres hijos a sus 34 años, la preparatoria apenas terminada y una casa en una zona residencial del poniente de la Ciudad de México, Ericka Selene Sánchez recuerda la ausencia de sus padres en la infancia. Se crió con su abuela, pues su mamá tenía dos trabajos, y su papá es alcohólico.

De pequeña, quien le pegaba era su mamá, “con un zapato, un gancho, o lo que encontrara a la mano”. Luego, embarazada de su primer hijo (Giovanni, ya con 16 años), su tío -quien hacía las veces de su padre e ignoraba su preñez- la encontró con Manuel besándose en un callejón de la San Rafael.

“Me puso una pela”, cuenta Selene, “y yo embarazada, lo único que hacía era ponerme las manos en la panza”.

Dos de cada tres muertes violentas en el País ocurren en el interior del hogar, teniendo como principales víctimas a adultos mayores y a mujeres, según información de la Endireh (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares), realizada en 2003.

Manuel “era un raterillo”, cuenta la familia de la mujer, y Selene era la más bonita de la Colonia; morena, flaca de ojos verdes y risa franca.



De hija a esposa
“Afortunadamente, con su primer hijo, Manuel se compuso”, dice la abuela. Empezó cargando cajas en Tepito. A los tres años su patrón le vendió un puesto que Manuel utilizó para comerciar aparatos electrónicos; luego compró otro, y ahora maneja unos cuatro millones de pesos anuales. “Y la mercancía ya es legal; te da factura, y todo”, presume su hijo mayor.

Los pleitos comenzaron cuando nació su segundo hijo, Erick. Por un fraude de su socio, Manuel se quedó sin dinero varios meses. La presión por pagar colegiaturas, la renta, y los pagos de una casa nueva, agobiaban a la pareja. Aunque se recuperaron económicamente, la violencia ya jamás se detuvo.

De acuerdo con registros de la Delegación Cuauhtémoc, 13 hombres fueron sentenciados en esa demarcación por violencia intrafamiliar en el año de 2004. Al menos una mujer llega diariamente a la Séptima Agencia del Ministerio Público de esa entidad para presentar queja por ese delito.

En el periodo de 2000 a 2005, por cada 100 casos en el Distrito Federal donde hay un presunto responsable de violencia intrafamiliar, solamente 68 personas son sentenciadas por ese crimen, según el INEGI.

De acuerdo con el fiscal desconcentrado de la Procuraduría capitalina en la Delegación Cuauhtémoc (DC), Fernando López Vázquez, muchas mujeres denuncian, y pocas llevan a juicio, a los golpeadores domésticos.

Solamente a esa agencia llegan en promedio 6 denuncias diarias, pero ni siquiera una de cada 10 mujeres que las presentan, pide que se inicie una averiguación previa.La violencia familiar contra la mujer es un tema poco explorado. Según un estudio de la Secretaría de Desarrollo Social, una tercera parte de las mujeres mexicanas ha sufrido violencia de la pareja alguna vez en su vida.

“Yo hice muy mal. Y me arrepiento. La traté muy mal. Fui muy pendejo”, explicó Manuel a los tíos de Selene cuando ella reveló las golpizas que su marido le propinaba. Golpes a puño cerrado, patadas, y ella algunas veces se defendió con los restos de un espejo roto o un tenedor de la cocina.

López Vázquez se queja de que las mujeres utilizan al personal del MP “como psicólogos, [pues] se desahogan, y se van”. Del diez por ciento que inicia una averiguación previa, 9 de cada 10 le otorgan el perdón al inculpado, una vez detenido, según el fiscal.

En contraparte, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) solicitó el 8 de agosto de este año que los “ministerios públicos atiendan correctamente y con sensibilidad a las víctimas” de violencia intrafamiliar, ante denuncias de supuesta negligencia por parte de las autoridades.

Tomando en cuenta que la población femenina del DF es de 4 millones y medio, y en 5 años se han presentado 751 denuncias en la entidad, son aproximadamente 128 por cada millón de mujeres.
(Ver presuntos delincuentes de 2000 a 2005 por delegación, totales y porcentajes: http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/11/presuntos-delincuentes-por-violencia.html
y delincuentes sentenciados por violencia intrafamiliar en los mismos parámetros:
http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/11/delincuentes-sentenciados-en-el-df-por.html)

En la Cuauhtémoc, que cuenta con una población de medio millón de habitantes, hay, por cada cien mil mujeres, aproximadamente 22 presuntos responsables y 13 sentenciados por violencia intrafamiliar en el periodo de 2000 a 2005.



Aunque la DC tiene el tercer lugar en presuntos delincuentes y en sentenciados por violencia intrafamiliar, al tomar en cuenta la población de mujeres que existe en la entidad vemos que en realidad tiene el quinto, por debajo de la Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac.



El delito oculto
El caso de Selene nadie lo denunció. Jamás se consideró esa posibilidad. “Él le daba todo”, dice la abuela de Selene, “le cambiaba el coche cada año, le compró dos casas, a los niños no les hacía falta nada”. Y ella, además, no trabajaba.

¿Por qué no denunció?: “Por mis hijos”, explica Selene, “porque yo cómo les hubiera dado la vida y las cosas que él les da”.

Por casos como éste, la violencia intrafamiliar es una espiral del silencio, y sus índices sólo reflejan las denuncias oficiales. Según Sedesol, una tercera parte de las mujeres mexicanas ha sufrido violencia de la pareja alguna vez en su vida.

Inmujeres revela en su sitio de Internet que una quinta parte de aquellas mayores de 15 años que viven con su pareja, sufren de violencia en la pareja actual.

Según Arturo Arango, del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, el problema de la violencia familiar “es muy difícil de señalar” numéricamente, ya que las mujeres no lo dicen, ya sea por “costumbre o sentimiento de culpa” y eso lo convierte en un delito “no visible” judicialmente.

Para Arango, la violencia intrafamiliar no se percibe como un problema real, y se “queda en casa, o en la mente”.


Los platos rotos
En el 2000, sin haberse casado nunca, Manuel y Selene se separaron. Luego Selene volvió a vivir en unión libre con Omar, su actual pareja, y tuvo un tercer niño que ahora cuenta 3 años.

Sus tres varones tienen problemas de comportamiento en la escuela, y van de la oficina del director a la del psicólogo como si fueran sus salones de clases. Al pequeño, Alexis, casi lo expulsan del Kinder.

Por si fuera poco, muchas mujeres, según López Vázquez, llegan al MP alegando, incluso, abuso de menores por parte de sus parejas, sin presentar denuncia oficial de los hechos.

Otra prueba de la falta de atención a la violencia contra los niños es que en el DF, durante 2004, 95 bebés que aún no cumplían su primer año de edad, murieron; por accidentes (63), desnutrición y otras deficiencias alimenticias (25), anemia (4) y agresiones (3).

En el mismo año, y desde el 2000, no ha habido un solo consignado por maltrato infantil en las delegaciones de la Ciudad de México.

lunes, octubre 09, 2006

El crimen en el corazón de la Ciudad

Esa mañana sabatina de septiembre, en el año 2002, al subirse al microbús en la calle de Lerdo, casi esquina con Pedro Moreno, el payaso coloreado dijo, con gran sonrisa y su voz chillona:
Hola, les tengo dos noticias, una buena y una mala: la buena es que ya llegó el payaso Lagrimita; la mala (y aquí cambió su voz por una áspera) es que esto es un asalto.
Al tiempo, Lagrimita sacaba de su maleta de payaso una metralleta e insultaba intimidante a los usuarios del colectivo. De la parte posterior del microbús, dos “pasajeros” se habían levantado en ese momento con pistolas en sus manos e iban pasando por todos los asientos para despojar a los usuarios de sus pertenencias.

Entre las víctimas iba Marcelo Barrera Nolasco, entonces estudiante de ingeniería en electrónica, de 19 años. Ahora afirma que, desde ese asalto, “mi aversión por los payasos creció, y no he vuelto a usar reloj".

Una vez que pasaron por todos los asientos, los asaltantes se bajaron de la unidad. Marcelo no denunció el robo: “yo era joven e insensato”, dice, "así que lo único en lo que pensé fue en regresar a casita”.

Operaban en la DC un quinto de los sentenciados en 4 años
Actualmente, más de medio millón de almas concilian el sueño cada noche en el corazón de la Ciudad de México y unos 5 millones la circulan, en promedio, cada día; muchos sin saber que es la zona más peligrosa de la capital.

En el periodo de 2001 a 2004, aproximadamente el 20 por ciento de los sentenciados por delitos de fuero común en el D.F., cometieron en la DC el crimen por el que fueron juzgados, según los cuadernos estadísticos de la propia Delegación. (Ver series graficadas en http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/10/sentenciados-por-fuero-comn-en-df-de.html, http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/10/sentenciados-por-fuero-comn-en-df.html, y http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/10/sentenciados-por-fuero-federal-en-df.html)

Según el Sistema municipal de base de datos del INEGI (Simbad), en los últimos 8 años, el 6.2 de la totalidad de sentenciados en el Distrito Federal por robo, cometieron el acto delictuoso por el cual fueron procesados, precisamente en el corazón de la ciudad.


De acuerdo con Guillermo Lago Montes, vocero del Instituto Mexicano de Estudios de la Criminalidad Organizada (IMECO), los factores que hacen de la Cuauhtémoc la delegación más violenta son: “la existencia de santuarios de impunidad; la corrupción, ineficiencia y complicidad de las autoridades; y la operación de centros nocturnos, bares, restaurantes bar y prostíbulos disfrazados”.

Lago Montes define los santuarios de impunidad como aquellos lugares “donde la delincuencia actúa libremente, en complicidad con las autoridades --donde ya existe un acuerdo para que se tolere la venta de droga o mercancía robada--; y aunque los delincuentes son conocidos, pueden transitar libremente, como en los casos de las colonias Morelos (donde se ubica el barrio de Tepito) y Buenos Aires.”
(Ver detalle por colonia en: http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/10/colonias-de-la-dc-y-sus-principales.html)

Otro problema para la Delegación, según Lago Montes, es que ésta “tiene además el mayor número de centros nocturnos desde hace años”, lo cual hace proliferar la drogadicción y la delincuencia, “y la llegada de autoridades delegacionales al D.F. (de extracción perredista), no sólo no detuvo el problema, sino que se incrementó al otorgar nuevas licencias para el funcionamiento de restaurantes-bar”.

Y eso que la DC ocupa sólo el 2.2 por ciento del territorio del Distrito Federal. En comparación, Tlalpan abarca el 20 por ciento, aunque tiene una población sólo 12 por ciento mayor a la que habita en la Cuauhtémoc.


Así, la Cuauhtémoc tiene una densidad poblacional casi 10 veces mayor que Tlalpan y, no obstante su pequeño tamaño, es la más violenta de todas.



Los problemas en la Delegación... ¿tienen solución?
Según un estudio sobre la violencia en México realizado por la Secretaría de Desarrollo Social federal en 2005, menos del 13 por ciento de los delitos cometidos en el país llevan a la detención de una persona, y el índice de impunidad alcanza un 97 por ciento.

De acuerdo con Sedesol, sólo el 34 por ciento de los delitos en México son denunciados. De quienes no los reportan, la mitad es porque lo consideran una pérdida de tiempo o que implica trámites largos o difíciles; 19 por ciento porque manifiestan desconfianza a las autoridades, 9 por ciento porque estiman que el delito carece de importancia y otro 9 por ciento porque dicen no contar con pruebas suficientes.

Bajo las cifras de impunidad anteriores, si en 2004 fueron sentenciadas 3 mil 722 personas (según el Simbad) por delitos de fuero común denunciados en la Cuauhtémoc, la cifra real mínima de los cometidos fue de unos 28 mil 600, es decir, al menos 5.7 delitos por cada 100 habitantes.

Según la Secretaría de Desarrollo Social, los principales delitos que se cometen en la República Mexicana son robo, lesiones, fraude y estafa, y abuso de confianza.

De acuerdo con Lago Montes, los principales problemas de seguridad y crímenes cometidos en la DC son la “drogadicción, prostitución, alcoholismo, robo a transeúnte, venta de mercancía robada y santuarios de impunidad”.

El fiscal desconcentrado de la Procuraduría capitalina en la Delegación Cuauhtémoc, Fernando López Vázquez, apunta que en esa entidad los delitos más cometidos son, en primer lugar, robo y, en segundo, daño en las cosas. Esto porque circulan alrededor de 800 mil vehículos al día por la demarcación.

Explica López Vázquez que en la Cuauhtémoc hay de 10 a 15 detenidos diarios, de los cuales el 6.6 por ciento en promedio llegan al reclusorio, y los otros salen por perdón del ofendido u otros motivos como la falta de elementos, que el delito no es flagrante, o por caución.

De los que llegan al reclusorio, entre 80 y 90 por ciento se quedan ahí y son sentenciados, según el fiscal.

Por otra parte, el fiscal explica que la policía con la que cuenta la Delegación es insuficiente, pues consta aproximadamente de 3 mil 300 elementos, en total, de las diversas corporaciones.


A juicio de López Vázquez, el alto índice delictivo se debe a la población flotante de 5 millones, y a que la DC tiene un amplio sector económico y financiero.

Para Lago Montes --quien es ex funcionario del CISEN, ha sido capacitado por instituciones como el Mossad y el BND (centros de inteligencia de Israel y Alemania, respectivamente); y da consultoría a diversas empresas privadas-- el problema de la delincuencia en el DF “es estructural, y solucionarlo demanda medidas integrales”.

Lago Montes explica que son necesarias, entre otras respuestas a la delincuencia: la evaluación de las estructuras de seguridad pública y administración de justicia (en este caso de la Procuraduría General de Justicia del DF); la evaluación e investigación del desempeño y honestidad de cada uno de los elementos y mandos en todas las estructuras policíacas.

También apunta el especialista como fundamental un cambio del sistema de reclutamiento de policías de un sistema abierto como el actual, a uno de selección de ciudadanos con probada honestidad.

Para Lago Montes, la solución de la inseguridad en cualquier demarcación “se trata de un problema de actitud, no de aptitud”. Dice que, en su experiencia como estudioso de la violencia, “una persona puede tener mucha aptitud (experiencia, conocimientos, grados académicos, capacitación en el extranjero, etcétera), pero no actitud, es decir actitud de servicio, de honestidad”.

El especialista en inseguridad Arturo Arango, al contrario, opina que la delincuencia no puede solucionarse. “Siempre habrá delitos. Pero el delito socialmente tolerable es el que sucede de forma aleatoria”, a diferencia del DF, donde hay demarcaciones como la Cuauhtémoc, donde la delincuencia es en menor o mayor grado, organizada.

viernes, septiembre 08, 2006

Leyendas urbanas de la Cuauhtémoc

* En la Delegación Cuauhtémoc sólo hay dos cantinas.

El Gobierno del Distrito Federal ha tenido a bien llamarle a la Delegación Cuauhtémoc el "altepetl iyolo" (corazón de la ciudad). Y con ello no se trata de mera poesía.

Es una de las delegaciones más pobladas de centros de esparcimiento; violencia y delincuencia organizada; peatones, automóviles y dinero.

Con 8’670’809 de personas que en diciembre de 2004 habitaban la Ciudad de México según el INEGI, son, de acuerdo con la administración delegacional, 5 millones de individuos los que conforman la población flotante de la Cuauhtémoc.

De los 3’657’630 de vehículos que el Distrito Federal tiene registrados en circulación, 800 mil vehículos, esto es el 21.87 por ciento del total, circulan por esa delegación.

En su perímetro existen 34 colonias, entre ellas las Centro (Centro Histórico), Juárez (donde se encuentra la turística Zona Rosa), Hipódromo Condesa y la Roma.

Con una densidad poblacional sólo superada por Iztacalco (159 habitantes por hectárea, según el sitio en internet del Gobierno del DF, y presumiendo de ser la séptima economía del país (con una aportación de 4.6% del PIB, según el sitio en internet de la delegación), la Cuauhtémoc cuenta con cientos de establecimientos de esparcimiento entre restaurante, cafeterías, centros nocturnos, bares, legendarias cantinas y aquellos registrados como “restaurantes bar”.

De los 2’118 establecimientos que sirven alimentos preparados y bebidas alcohólicas en la Ciudad de México, sin ser fondas, tienditas de la esquina o puestos callejeros, más de la mitad (1’146 exactamente) se encuentran en la Delegación Cuauhtémoc.

Pero si usted va y cuenta que ha visitado recientemente una cantina ubicada en la Delegación Cuauhtémoc, hay un 99 por ciento de probabilidad de que, según las autoridades del Distrito Federal, esté mintiendo.

Sin haber logrado que Gerardo Zapata, director de Comunicación Social del Gobierno del Distrito Federal, nos atendiera por teléfono para proporcionarnos el dato correspondiente al año 2005, sabemos que la Secretaría de Turismo del Gobierno del DF reportó al INEGI dos cantinas existentes en su territorio hasta diciembre del 2004.

Es oficial: hay dos cantinas en las enmarcaciones de la Delegación Cuauhtémoc. Habría que saber cuáles son esas, y sobre todo, ¿qué son esos lugares sin comida pero con mucho alcohol donde va usted a beber por las noches en el Centro Histórico o en la Colonia Condesa? Digo, si no son cantinas.

En el siguiente cuadro se observa cómo están registrados los establecimientos que venden alimentos y bebidas dentro de la delegación. De un total de 1’146 contabilizados por la administración, se apuntan los porcentajes que cada giro tiene.



Según la tabla anterior, de cada 100 “cantinas” a las que usted ha ido o cree poder ir en esa delegación, más de 99 son otra cosa.

La particularidad de los restaurantes y cafeterías es que, en caso de tener permiso para comerciar bebidas alcohólicas, legalmente no se puede –o no se debe- venderlas sin previo consumo de alimentos. En esa delegación hay 1’002 restaurantes y 39 cafeterías.

Descontando este tipo de lugares, nos quedan 105 establecimientos dentro de la Delegación Cuauhtémoc donde sí podemos irnos a tomar un trago sin probar bocado entre restaurantes-bar, bares, cantinas, discotecas y salones de baile. Sí. Sólo 105.

Su distribución queda como a continuación se presenta:



La diferencia entre un restaurante bar y una cantina o cualquier otro establecimiento donde se puede vender alcohol sin alimentos es que en los restaurantes-bar debe haber oferta, supuestamente, de alimentos preparados.

En octubre del año 2000, días después de que se incendiara el centro nocturno Lobohombo, causando la muerte de 22 personas, el entonces diputado local por el Partido Verde Ecologista de México, José Antonio Arévalo González, sostuvo durante el primer periodo de sesiones ordinarias de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal que de un “aproximado de 820 multas impuestas a giros negros, al menos cada una por un monto de 300 salarios mínimos, sólo 10% han sido cubiertas” en ese año.

Sin embargo, en México no existe una definición jurídica para el “giro negro”, y por lo tanto no está tipificado como delito sino que los casos particulares se tratan como asuntos de “documentación apócrifa”.

Buscando en la Delegación Cuauhtémoc esas dos cantinas que sí sean cantinas, encontramos dos casos tipo –-de las que no son--: la “cantina” del Centro y la “cantina” de la Condesa.
En el Centro está “El Dos Naciones”: recinto mítico que canta, huele, sabe y suena como cantina, cuan viejo y frecuentado por señores es. Sin embargo, su licencia de funcionamiento dice “restaurante-bar”.

En el corazón de la Condesa está, discretísima en plena acción, y humilde junto a un Seven Eleven al lado del Soho, una ‘cantina’ con sus azulejos azul-verdosos, sus baños mal-limpiados y su señor que por 10 pesos canta una canción acompañado de su guitarra. Y para todos aquellos que alguna vez decidieron comenzar o terminar ahí esas noches de la Condesa, se informa que tampoco es una cantina, sino un bar.

La conclusión de este reportaje es que nuestra misión, ciudadanos defeños, es encontrar esas dos cantinas no-espurias en la Delegación Cuauhtémoc. Y hasta que el Gobierno del Distrito Federal o el delegacional se dignen a proporcionarnos las direcciones, la única solución es recorrer “el corazón de la Ciudad” a pie, fijarnos en las licencias que por ley deben estar a la vista, e ir tachando, calle por calle, en nuestra Guía Roji mental, cuáles de esos lugares no eran cantinas, hasta dar con las dos leyendas urbanas de la Cuauhtémoc.