Este sitio es un proyecto escolar; una serie de materiales periodísticos sobre la Delegación Cuauhtémoc. Espero que te guste. Cualquier comentario es bien recibido.

miércoles, noviembre 08, 2006

En el amor les va la vida

La familia de Selene opina que Manuel, padre de sus primeros dos niños, fue “el amor de su vida”. De su actual pareja y embarazo sólo dicen que está viviendo lo que no conoció como madre adolescente.

Con tres hijos a sus 34 años, la preparatoria apenas terminada y una casa en una zona residencial del poniente de la Ciudad de México, Ericka Selene Sánchez recuerda la ausencia de sus padres en la infancia. Se crió con su abuela, pues su mamá tenía dos trabajos, y su papá es alcohólico.

De pequeña, quien le pegaba era su mamá, “con un zapato, un gancho, o lo que encontrara a la mano”. Luego, embarazada de su primer hijo (Giovanni, ya con 16 años), su tío -quien hacía las veces de su padre e ignoraba su preñez- la encontró con Manuel besándose en un callejón de la San Rafael.

“Me puso una pela”, cuenta Selene, “y yo embarazada, lo único que hacía era ponerme las manos en la panza”.

Dos de cada tres muertes violentas en el País ocurren en el interior del hogar, teniendo como principales víctimas a adultos mayores y a mujeres, según información de la Endireh (Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares), realizada en 2003.

Manuel “era un raterillo”, cuenta la familia de la mujer, y Selene era la más bonita de la Colonia; morena, flaca de ojos verdes y risa franca.



De hija a esposa
“Afortunadamente, con su primer hijo, Manuel se compuso”, dice la abuela. Empezó cargando cajas en Tepito. A los tres años su patrón le vendió un puesto que Manuel utilizó para comerciar aparatos electrónicos; luego compró otro, y ahora maneja unos cuatro millones de pesos anuales. “Y la mercancía ya es legal; te da factura, y todo”, presume su hijo mayor.

Los pleitos comenzaron cuando nació su segundo hijo, Erick. Por un fraude de su socio, Manuel se quedó sin dinero varios meses. La presión por pagar colegiaturas, la renta, y los pagos de una casa nueva, agobiaban a la pareja. Aunque se recuperaron económicamente, la violencia ya jamás se detuvo.

De acuerdo con registros de la Delegación Cuauhtémoc, 13 hombres fueron sentenciados en esa demarcación por violencia intrafamiliar en el año de 2004. Al menos una mujer llega diariamente a la Séptima Agencia del Ministerio Público de esa entidad para presentar queja por ese delito.

En el periodo de 2000 a 2005, por cada 100 casos en el Distrito Federal donde hay un presunto responsable de violencia intrafamiliar, solamente 68 personas son sentenciadas por ese crimen, según el INEGI.

De acuerdo con el fiscal desconcentrado de la Procuraduría capitalina en la Delegación Cuauhtémoc (DC), Fernando López Vázquez, muchas mujeres denuncian, y pocas llevan a juicio, a los golpeadores domésticos.

Solamente a esa agencia llegan en promedio 6 denuncias diarias, pero ni siquiera una de cada 10 mujeres que las presentan, pide que se inicie una averiguación previa.La violencia familiar contra la mujer es un tema poco explorado. Según un estudio de la Secretaría de Desarrollo Social, una tercera parte de las mujeres mexicanas ha sufrido violencia de la pareja alguna vez en su vida.

“Yo hice muy mal. Y me arrepiento. La traté muy mal. Fui muy pendejo”, explicó Manuel a los tíos de Selene cuando ella reveló las golpizas que su marido le propinaba. Golpes a puño cerrado, patadas, y ella algunas veces se defendió con los restos de un espejo roto o un tenedor de la cocina.

López Vázquez se queja de que las mujeres utilizan al personal del MP “como psicólogos, [pues] se desahogan, y se van”. Del diez por ciento que inicia una averiguación previa, 9 de cada 10 le otorgan el perdón al inculpado, una vez detenido, según el fiscal.

En contraparte, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) solicitó el 8 de agosto de este año que los “ministerios públicos atiendan correctamente y con sensibilidad a las víctimas” de violencia intrafamiliar, ante denuncias de supuesta negligencia por parte de las autoridades.

Tomando en cuenta que la población femenina del DF es de 4 millones y medio, y en 5 años se han presentado 751 denuncias en la entidad, son aproximadamente 128 por cada millón de mujeres.
(Ver presuntos delincuentes de 2000 a 2005 por delegación, totales y porcentajes: http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/11/presuntos-delincuentes-por-violencia.html
y delincuentes sentenciados por violencia intrafamiliar en los mismos parámetros:
http://cuauhtemocanexos.blogspot.com/2006/11/delincuentes-sentenciados-en-el-df-por.html)

En la Cuauhtémoc, que cuenta con una población de medio millón de habitantes, hay, por cada cien mil mujeres, aproximadamente 22 presuntos responsables y 13 sentenciados por violencia intrafamiliar en el periodo de 2000 a 2005.



Aunque la DC tiene el tercer lugar en presuntos delincuentes y en sentenciados por violencia intrafamiliar, al tomar en cuenta la población de mujeres que existe en la entidad vemos que en realidad tiene el quinto, por debajo de la Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Xochimilco y Tláhuac.



El delito oculto
El caso de Selene nadie lo denunció. Jamás se consideró esa posibilidad. “Él le daba todo”, dice la abuela de Selene, “le cambiaba el coche cada año, le compró dos casas, a los niños no les hacía falta nada”. Y ella, además, no trabajaba.

¿Por qué no denunció?: “Por mis hijos”, explica Selene, “porque yo cómo les hubiera dado la vida y las cosas que él les da”.

Por casos como éste, la violencia intrafamiliar es una espiral del silencio, y sus índices sólo reflejan las denuncias oficiales. Según Sedesol, una tercera parte de las mujeres mexicanas ha sufrido violencia de la pareja alguna vez en su vida.

Inmujeres revela en su sitio de Internet que una quinta parte de aquellas mayores de 15 años que viven con su pareja, sufren de violencia en la pareja actual.

Según Arturo Arango, del Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, el problema de la violencia familiar “es muy difícil de señalar” numéricamente, ya que las mujeres no lo dicen, ya sea por “costumbre o sentimiento de culpa” y eso lo convierte en un delito “no visible” judicialmente.

Para Arango, la violencia intrafamiliar no se percibe como un problema real, y se “queda en casa, o en la mente”.


Los platos rotos
En el 2000, sin haberse casado nunca, Manuel y Selene se separaron. Luego Selene volvió a vivir en unión libre con Omar, su actual pareja, y tuvo un tercer niño que ahora cuenta 3 años.

Sus tres varones tienen problemas de comportamiento en la escuela, y van de la oficina del director a la del psicólogo como si fueran sus salones de clases. Al pequeño, Alexis, casi lo expulsan del Kinder.

Por si fuera poco, muchas mujeres, según López Vázquez, llegan al MP alegando, incluso, abuso de menores por parte de sus parejas, sin presentar denuncia oficial de los hechos.

Otra prueba de la falta de atención a la violencia contra los niños es que en el DF, durante 2004, 95 bebés que aún no cumplían su primer año de edad, murieron; por accidentes (63), desnutrición y otras deficiencias alimenticias (25), anemia (4) y agresiones (3).

En el mismo año, y desde el 2000, no ha habido un solo consignado por maltrato infantil en las delegaciones de la Ciudad de México.